Este tipo de terapia se usa fundamentalmente en niños.
Esto se debe a que los niños pueden no ser capaces por su maduración cognitiva, a procesar sus propias emociones o bien expresar sus dificultades a los adultos.
Trabajar mediante la terapia de juego nos ayuda a explorar las emociones del niño y poder lidiar con situaciones traumáticas no resueltas y otros problemas psicológicos.
A través del juego, el niño aprende nuevos mecanismos de afrontamiento y a cómo redirigir comportamientos inapropiados.
Los beneficios de este tipo de terapia son que el niño/a aprende a tomar mayor responsabilidad frente a determinados comportamientos, desarrolla estrategias de afrontamiento y mejores habilidades para la resolución de problemas, aprende a desarrollar el respeto hacia sí mismo, la empatía y el respeto hacia otros, les ayuda a aliviar la ansiedad, aprender a expresar sus emociones y aprender de las experiencias que van viviendo, lo que termina ayudándoles también a tener mejores habilidades sociales y mejores relaciones interpersonales tanto con la familia como con otros niños/as y adultos de su entorno.
Finalmente, esta terapia se usa en una gran diversidad de problemas tales como enfermedad crónica o paliativa, problemas de comportamiento en la escuela, agresividad, problemas familiares como divorcios o separaciones, fallecimientos de personas cercanas, eventos traumáticos, ansiedad, depresión, trastornos de alimentación entre otros.